viernes, 11 de noviembre de 2016

"ELOGIO DE LA INFIDELIDAD DE LAS MUJERES": ¿LA INFIDELIDAD, MOTOR DE CAMBIO?



Elogio de la infidelidad de las mujeres

Consuelo Sánchez Naranjo

Editorial Pasos Perdidos, Madrid, 2016, 187 páginas



   Si algo pretende este libro es poner en cuestión e incluso deconstruir el tabú de la infidelidad de las mujeres. La autora acomete la empresa desde diferentes frentes: el ensayo, la biografía histórica y el relato confesional. La idea generadora de esta publicación miscelánea surgió con el relato rebosante de pasión y complicidades que cuenta una mujer en vísperas de la vista de su divorcio. Esa pasión la había vivido durante su matrimonio y el que la había suscitado, fue un hombre que no era su marido. Es un caso entre los muchos que se producen a diario que contribuyen a que la infidelidad femenina deje de ser negada, pierda la categoría de tabú. El procedimiento que sigue Consuelo Sánchez Naranjo (Madrid, 1961) para hacerse con el material confesional relativo a la infidelidad femenina, fue sacar el tema en reuniones con sus compañeras de trabajo, mediante una estrategia creativa que facilita la generación de ideas y el análisis del problema.

   Pero esta parte del libro, sin duda la más viva y sugestiva, en que la infidelidad es contada por las mismas mujeres, está precedida por un capítulo ensayístico  en el que se analiza la significación poliédrica del término infidelidad. Acotándolo desde las definiciones  de los diccionarios, pero centrándose en el hecho de que, teniendo una pareja que goza de cierta estabilidad, se mantiene una relación no consentida con otra persona; pudiendo adoptar diversas formas, si bien siempre con una relación sexual incluida: desde el follamigo hasta el sexo contratado previo pago. La autora comparte la idea de Daniel Tubao expuesta en una entrevista para Gleeden -una página web especializada en encuentros adúlteros- de que la fidelidad es una falsa virtud, cimentada en el “para siempre” o en el “hasta que la muerte nos separe” de los ritos matrimoniales, de las canciones de amor, etc. Pero tampoco lo contrario: la infidelidad no puede ser considerada comportamiento virtuoso, aunque admite que el mundo pertenece a los infieles. Y aquí recurre a la tesis de partida repetida a lo largo del libro: la infidelidad es un motor de cambio, y, para demostrarlo, apela a ejemplos disímiles: estilos artísticos que nacen de una infidelidad de los artistas con relación a los movimientos artísticos precedentes. Lo mismo acontece con las revoluciones científicas, o en casos más prosaicos: somos infieles a la compañía eléctrica o telefónica cuando la cambiamos por otra. Con la pareja habitual a veces ocurre algo similar. En mi opinión, sin embargo, no son casos comparables.

  Añade la autora que, manteniendo la obligada lealtad, la infidelidad puede acarrear beneficios para la pareja y sobre todo para la mujer: a muchas mujeres sentirse queridas por otro hombre les ha permitido recobrar la confianza en sí mismas y evadirse de la monotonía del día  a día. Todo ello seguramente es verdad, pero sin ese requisito de la lealtad, la infidelidad es en sí deshonesta, generadora además de daños colaterales en las parejas que, de forma explícita o implícita, han aceptado la fidelidad. De ahí que en el título del libro no estaría de más hacer igualmente mención al elogio de la lealtad.

   Después de desgranar las vidas infieles de cuatro mujeres de la historia -“Infieles en el poder”-: (Cleopatra, únicamente fiel a sí misma, Mesalina la “meretrix Augusta”, Madame de Pompadour, la amante preferida por la esposa de Luís XV, y María Antonieta, una de las primeras mujeres que se consideraron dueñas absolutas de su cuerpo), la autora recoge las opiniones de distintas mujeres de diferentes edades y profesiones, obtenidas en dos reuniones. En la primera se fijan conceptos sobre cómo, cuándo, dónde y por qué son infieles las mujeres. La segunda es una reconstrucción del imaginario femenino, realizado por esas mismas mujeres. En esta parte confesional surgen respuestas interesantes sobre los problemas a los que se enfrenta una mujer infiel: ¿un amante fijo o muchos rollos?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿por qué?, ¿con quién? La autora extrae del material confesional conclusiones  oportunas que no me corresponde revelar.

   Un libro interesante, ajeno al morbo,  a la frivolidad y al tono panfletario, que pretende deconstruir y normalizar. Según las estadísticas, la mayoría de los hombres y al menos un tercio de las mujeres han sido infieles alguna vez en su matrimonio o relación de pareja. Un hecho fácilmente explicable porque ni la monogamia ni la monandria  están impresas en los genes. Desdramatización pues de la infidelidad; un elogio de la libertad bien entendida cuando va unida a la lealtad, que Consuelo Sánchez Naranjo concluye con ciertos consejos: cómo hacer de la negación un arte, jugar al despiste, no dejar rastros, evitar líos como enamorarse perdidamente del amante a no ser que se tenga claro el propósito de romper la relación estable. Finalmente: aprender a terminar cuando la historia no da más de sí.



Francisco Martínez Bouzas



Consuelo Sánchez Naranjo

Fragmentos



“Lo que en el caso del hombre se ha consentido y estimulado, ha supuesto para las mujeres un estigma, Esta consideración diametralmente opuesta del fenómeno de la infidelidad tiene su origen en la desigualdad entre los géneros porque, aunque la fidelidad no sea un valor, ni tampoco lo contrario, se traduce, como antes señalaba, en un código de conducta. Este solo produce intercambios entre iguales. Desde su origen, fidelidad se identifica con transacción y, por tanto, se da a cambio de algo. En la época feudal, por ejemplo, los señores eran fieles entre sí y a sus propios principios y sellaban alianzas voluntarias para mantener y transferir sus privilegios.”



…..



“De amantes fijos, ni hablar. Yo no será capaz de montar la « logística» para dos relaciones sin volverme loca. Así que no. (Marisol)

“Un amante fijo es como tener dos maridos, un calvario. Muchos rollos, un «banquillo». (Reyes)

“Muchos rollos, sin duda. Un amante fijo, en muy poco tiempo…¿no se convierte en un marido? (Mandy)”



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“De las opiniones volcadas en nuestras tertulias, entresaco una cuantas que responden  a la pregunta ¿Qué recomendaciones harías a una amiga que se está planteando ser infiel?:



Más que de recomendaciones, yo hablaría de precauciones, había puntualizado Irene en su momento. Ante todo, normalidad. Nada de poner esa cara de felicidad todo el día ni de comprarse cremas maravillosas. Tampoco te dediques, al mismo tiempo, a renovar tu vestuario entero. Y esconde esa Epilady de última generación que te ha costado una pasta y te hace hasta una depilación brasileña que no te crees ni tú. Olvídate del móvil. Te sorprendería  saber a qué distancia puede alguien interesado leer un mensaje de WhatsApp. Y pon contraseñas. Bueno, eso hazlo ya, porque si no la tienes y, de repente la pones, se te notaría mucho que tienes algo que ocultar. Y ¿qué es eso de hacer dieta precisamente ahora? Tu hermana va a empezar a decirte de un momento a otro que si te pasa algo…En fin, más que hacerle recomendaciones, le diría que tomara precauciones; aunque, la verdad, los chicos no se suelen enterar de casi nada…”



(Consuelo Sánchez Naranjo, Elogio de la infidelidad de las mujeres, páginas 21, 113, 161)

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