domingo, 9 de octubre de 2016

"MUSA": LAS ENTRETELAS DEL MUNDO EDITORIAL



Musa

Jonathan Galassi

Traducción de Jaime Zulaika

Editorial Anagrama, Barcelona, 2016, 233páginas



   Jonathan Galassi (Seatle, 1949) editor, poeta y traductor al inglés de Leopardi y Eugenio Montale, debuta en la narrativa con Muse (2015), novela que Anagrama publicó en español el pasado mes de septiembre, con el título de Musa.

   Musa es otra prueba de que la ficción, la novela, lo aprovecha todo. En este caso, las entretelas del mundillo editorial, un medio que Galassi conoce no de oídas, sino por su carrera editorial en varias editoras, entre otras, en Random House y en la actualidad en Farrar, Straus and Giroux, editorial que preside y dirige. La novela recupera algunas circunstancias de esta editorial fundada y dirigida por Roger Straus, un editor muy imaginativo, experto en hacer enemigos, mujeriego y sexista. En la ficción, la editorial se llama Purcel & Stern, y su editor es Homer Stern, en cuya mesa, como en la de Roger Straus, también hay duplicidad de teléfonos, uno de ellos reservado a sus amantes. Pero Musa, así lo declara el autor en el arranque de la novela, es una historia de amor a la palabra impresa de los viejos tiempos “cuando los hombres eran hombres y las mujeres eran mujeres y los libros eran libros” (página 9).

   En el centro de la novela, una mujer: la poeta ficticia Ida Perkins, ante la que, haciendo caso omiso de sus escándalos, se postraron no solo sus amantes, sino media América, entre ellos  dos “fieles acolitos”: los editores Sterling Wainwright, su primer amante y editor, y Homer Stern, un mujeriego muy devoto “de la carne de caballo femenina”, rival de Sterling que ansía incorporar a Ida Perkins a su catálogo. Y para ello se sirve de un joven editor, Paul Dukach que trabaja en la empresa desfilvanada de Homer, editorial pija, pobretona, pero independiente. Dukach es un admirador idólatra desde la distancia de la poeta. Una azarosa amistad con Sterling Wainwright, le permite acceder a Ida Perkins, oportunidad que quiere aprovechar Stern para ficharla para su editorial, pero otras son las intenciones y propósitos de Ida.

   La obsesión y la pugna de los tres personajes del mundo editorial por Ida Perkins será el núcleo central de la trama novelesca; la contienda por hacerse con los manuscritos de Ida -la musa- y así hacer que brille su ego en el catálogo editorial, en un contexto donde los libros son sobre todo una oportunidad de negocio, y donde los sueños amorosos y sexuales se solapan bajo el fervor de la fascinación poética.

   En Venecia, Paul Dukach tendrá la oportunidad de ser recibido por la interlocutora de sus sueños más atrevidos, Ida Perkins. El manuscrito  con poemas inéditos, el último libro de la poeta, será la sorpresa con la que Ida agasaje a Paul, con el encargo de que lo publique tras su muerte. El poemario explosivo es un acto de venganza contra su editor de siempre; y esconde un secreto que será el que hace posible que la trama cobre el interés que hasta ese momento no tenía, y agilice su ritmo narrativo, al revelar verdades muy ocultas de algunas vidas.

   Musa es a la vez un buceo, un homenaje y un crudo retrato irónico del mundo editorial del que nos descubre sus entrañas más encubiertas: el día a día de una editorial, las caprichosas manías de autores y editores, sus flirts amorosos y, sobre todo, sexuales. Una verdadera hoguera de las vanidades. La novela exhala amor por los libros pero también una crítica despiadada y desmitificadora de ese universo de la edición y cuanto lo rodea. Desde esta visual, es sumamente ilustrativo el capítulo dedicado a la Feria del Libro de Frankfurt en la que no se venden libros sino autores y donde se lucen los aristócratas y los esnobs de la edición europea. Pero así mismo la novela de Galassi permite percibir los rápidos cambios en el mundo editorial debido a la revolución de la era digital y a la tendencia monopolista del mercado del libro y a las ventas por internet. Al mismo tiempo que rinde un merecido homenaje al “ecosistema” de la edición independiente.

   Desde el punto de vista compositivo y argumental, Musa es una novela tediosa en su primera parte, en la que prima el relato sobre el funcionamiento de una casa editora, con demasiados nombres, excesivos personajes secundarios que se pierden en la memoria lectora. Y una obsesión y constante presencia de la poeta Ida Perkins. Cobra, sin embargo, interés, a raíz de la entrevista de Paul Dukach con la poeta, su gran ofuscación. Novela que aglutina ficción y realidad, ficción y autoficción, y, por lo mismo, novela en clave: personas y acontecimientos reales aparecen disfrazados de personajes de ficción. El más notorio, sin duda, es Paul Dukasch, trasunto literario del autor Jonathan Galassi. Mas también están presentes en la novela, si bien disfrazados con nombres ficticios, otros personajes reales del mundo del libro, entre ellos los nababs de la edición europea ¿Quién no reconoce en el editor Jorge Vilas a Jorge Herralde, fundador y editor de una de las más prominentes editoriales independientes homenajeadas, como he señalado, en esta novela?



Francisco Martínez Bouzas



                                                   
Jonathan Galassi

Fragmentos



“Wainwright, un wasp activo del gremio, oriundo de Ohio, cuya herencia (cojinetes) era diez veces mayor que la de Stern, consideraba a Homer un grosero y maleducado advenedizo y oportunista, no un hombre de palabra: la clásica defensa de quien ha sido derrotado en la lucha sin cuartel de los negocios. Homer se burlaba de Sterling diciendo que era un playboy que satisfacía sus pretensiones literarias sin ninguna visión práctica ni sentido común. Lo cual, puesto a pensarlo, era bastante cómico, teniendo en cuenta los orígenes de Homer. No, los problemas no eran los que separaban a ambos; era lo mucho que se parecían. Los dos eran niños mimados, guapos, donjuanes y con el olfato para escritores. Se podría haber pensado que estaban hechos para ser amigos, pero hubiera sido un craso error. Se detestaban cordialmente y disfrutaban haciéndolo.

Algo que los dos tenían en común era su obsesión por la poesía y la persona de Ida Perkins, posiblemente la poeta norteamericana de la época.”



…..



“Frankfurt era cualquier cosa menos vida social; era una rebatiña de lo más rapaz, revestida de un refinado barniz europeo. La ropa elegante, las fiestas, los puros, la subida de precios de hoteles y restaurantes y la comida decepcionante estaban cortados por el mismo patrón. Era extenuante, repetitivo y deprimente, pero nadie en la industria del libro con una pizca de estilo o sentido común se habría perdido Frankfurt por nada del mundo.

Homer estaba hecho para esta feria. En ninguna parte se le veía más relajado, más pródigo en consejos amistosos y en anécdotas chistosas.”



…..



(En la Feria de Frankfurt) “Se miraban aguda pero discretamente unos a otros mientras contaban trolas sobre sus últimos descubrimientos, que parecían que podían ser, pero que casi siempre, rotundamente, no eran las Grandes Aportaciones a la Literatura Universal por la que pretendían hacerlos pasar. Los profesionales entre aquellos ladrones de guante blanco se entendían de maravilla: cuándo terminaba la concordia y cuándo prevalecía el negocio; cuándo el comercio quedaba relegado y cuándo una larga lealtad imponía su ley. Homer era muy generoso con su información, ya fuera buena o mala, y un maestro consumado en difundir rumores que constituían el alma de la feria: que McTaggart estaba transfiriendo  a Hummock de Gallimard a Actes Sud; que Hummock había despedido a McTaggart para irse con la Ninfo; que la Ninfo vendía en bloque su agencia a William Morris.”



(Jonathan Galassi, Musa, páginas 20, 120, 124)

2 comentarios:

  1. Tema interesante, una parodia a la manipulación de la escritura y particularmente en el mundo que no nos es ajeno. Interesante de hacerle paralelo y una crítica que seguramente este fragil mundo no soporta o pocos argumentan.

    ResponderEliminar