viernes, 21 de junio de 2013

EL AMOR Y SUS LABERINTOS



Casi amor
Ugo Cornia
Traducción de Julio Carrobles
Editorial Periférica, Cáceres, 2012, 171 páginas.


   A los pocos meses de la publicación en español de Sobre la felicidad a ultranza, un libro que nos permitió conocer a Ugo Cornia, un escritor que contagia por un aire paradójicamente optimista, Editorial Periférica, nos ofrece, en traducción de Julio Carrobles, Quasi amore, un viaje introspectivo por esas misteriosas sendas por las que discurren tanto el amor como el desamor, en esas cruciales etapas de la vida, la infancia y sobre todo la adolescencia en las que los sentimientos y pulsiones amorosos y sexuales revientan  en el ser humano con la franqueza de la inocencia y el poderío de un dios monoteísta.
   El amor como eje de la existencia, sus momentos inolvidables, nostálgicos con el paso del tiempo, que celebran el júbilos de vivir y al que frecuentemente llenan de sentido.
   La novela que comento, se nutre con las experiencias que  el propio escritor, Ugo Cornia, nos traslada recordando sus primeros amores, esos amores de adolescencia y juventud, a la vez que repasa ese cúmulo de sensaciones experimentadas, con sus efectos positivos y destructores que nos sobrevienen cuando el corazón humano se abre a esas experiencias imperecederas e inolvidables de los primeros enamoramientos. Y nos sumerge en ese viaje interior, en sus exploración interna, mientras realiza un viaje exterior a través de la geografía italiana, por los paisajes ensoñadores de Módena o Ferrara, jalonados por episodios amorosos, cortos pero muy intensos que marcaron la existencia del narrador y que perviven en su memoria nostálgica a través del tiempo.
   Procesos de enamoramiento y de desenamoramiento que son los grandes hitos de una novela romántica, aunque no empalagosa, que nos introduce con juvenil franqueza en los mil vericuetos de esa gran aventura humana que es la vida sentimental. Y por esa aventura nos conduce Ugo Cornia con una mirada intimista y una sutil delicadeza. El lector lo percibe por ejemplo en la manera en la que habla del sexo: tan lujuriosa como elegante.
   Este libro es un nuevo fruto de la poética de Ugo Cornia, una poética que nos permite entrar en una dimensión feliz, construida con ladrillos de vitalismo y cemento de alegría. Con la experiencia de haber vivido una alegría sensual, natural, heredera de una concepción plenamente epicúrea de la existencia, en el sentido filosófico del término.
   Narrativa, por otro lado, con un ínfimo grado de dificultad para los potenciales lectores. Sin embargo, Casi amor huye de la linealidad narrativa a la hora de moldear la trama. Al contrario, la novela está construida a base de miradas retrospectivas, como una suerte de cuaderno sentimental de un adulto que desplaza su mirada hacia sus años jóvenes con nostalgia y pulcro humor.
   Una escritura fluida, mórbida, luminosa, verbalizada a través de una voz narrativa en la que resuena la sabiduría popular, capaz de dar vida y dignidad a cualquier cosa, ya se trate de una persona, de un animal o de un fenómeno natural. Ugo Cornia sabe ser humorista e incluso cómico, sin caer en el sarcasmo o en el cinismo. Y tiene además la capacidad de aprehender y describir sabiamente el momento, esos instantes de infinita plenitud que nos iluminan durante un instante, para desaparecer después para siempre. Un lenguaje pues ligero, limpio, sencillo que pone de relieve los momentos más luminosos de la vida: el amor y sus vicisitudes, sus laberintos, que pueblan nuestra memoria emocional.

Francisco Martínez Bouzas




Ugo Cornia


Fragmentos

“En aquellos meses, una noche de agosto fui con una amiga a un bar con veladores al aire libre situado en una avenida y no hubo manera de mirarla a la cara sin distraerme. Aunque la chica siempre me había gustado, me pasé una hora entera volviéndome a cada momento para ver qué coches pasaban. Me esforzaba durante tres minutos en mirarla  a la cara, pero luego la cabeza se me volvía otra vez, como si aquellos coches tuvieran el poder de hacer girar mi cuello. El caso es que, más o menos una semana más tarde, volví con la misma chica a tomar algo en otra terraza y enseguida me senté con la cara hacia la pared para poder mirarla sólo a ella, sin que mis ojos se desviaran a cada momento. Entonces conseguimos hablar. Estuvimos hablando durante una hora y, además, lo pasamos bien. Por fin me pareció que me encontraba justo donde estaba, y no en otra parte.”

…..


“Para mi, desde cierto momento, siempre ha sido una cosa extrañísima lo sexual que puede ser siempre el sexo: por ejemplo, un día de sol estival, hacia las tres de la tarde, cuando hay una luz tal que sólo te apetece buscar una sombra, vas en coche con una chica (…) Entonces dais una pequeña vuelta con el coche por los alrededores hasta que veis unos árboles, con un prado de cincuenta metros que hay que cruzar a pie entre un rebaño de vacas, y luego empieza un bosque. En ese momento dices tú: «ése es para mi el sitio ideal».
Detuvimos el coche, y ella, mientras yo estaba cerrando el coche, abrió el maletero y, a continuación, mientras yo miraba lo que estaba haciendo, sacó una cestita con un mantel -que dejaría de ser mantel dentro de poco- y dos mantas dentro y dijo «así estaremos más cómodos tumbados en el suelo»(…)
Para mi, ese instante, cuando olfateas en el aire que ella tiene tantas o más ganas que tú, es siempre un instante de verdadero desconcierto. El caso es que echamos a correr hacía el bosque, deseando encontrar cuanto antes un escondrijo entre los árboles y arbustos (…), y después de unos treinta metros en un angosto sendero, en los primeros cuatro metros de espacio libre extendimos el ex mantel y las mantas y luego dos besos y fuera la ropa (…)
Seguimos, más besos, ya estábamos desnudos y ella se me puso encima y se la metió dentro y me respiraba en las orejas, golpeaba sus mejillas contra las mías, y sentía sus labios, los labios de abajo, que apretaban y se contraían -y yo nunca he sabido si cuando dos están juntos se pierden o no, pero mañana, o pasado mañana, o dentro de cinco años, perdidos o no perdidos, una tarde volveré a revivir entero esos momentos maravillosos, y ese día lejano que regresa será una verdadera maravilla, como algo que no se ha acabado de digerir de todo.”

(Ugo Cornia, Casi amor, páginas 12-13, 95-97)

1 comentario:

  1. Un gran libro sobre un tema siempre clave...el amor!

    Un cordial saludo
    Mark de Zabaleta

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