lunes, 13 de mayo de 2013

LA VIDA Y SUS MIL Y UNA CARAS



La Muerte Es Otra Cosa

María del Pilar Álvarez Novalvos

Opera Prima, Madrid, 2013, 171 páginas.





    María del Pilar Álvarez Novalvos es una escritora vocacional. Desde aquella noche de febrero en que sus ojos vieron la luz, sabía, como ella mismo reconoce, que sus células “habían venido al mundo para imaginar otros”. Y cuando uno imagina mundos, suele sentir el arrebato de plasmarlos en el exterior de la propia conciencia como materia estética. En su caso, con la pluma, dados sus estudios y profesión de filóloga. Autora de relatos publicados en antologías colectivas, revistas literarias y páginas webs, esa barrera, frecuentemente impenetrable, del mundo de la edición no le había ofrecido demasiadas oportunidades para publicar en solitario.

   Pero finalmente, y nunca mejor dicho, la voluntad de poder de María del Pilar Álvarez Novalvos venció obstáculos y estos días, con humildad y al mismo tiempo con gran riqueza y agudeza literaria, nos brinda  su primer libro en solitario: La Muerte Es Otra Cosa, un gozoso océano de relatos -microrrelatos  en su mayoría- con los que su palabra sabia, lozana y preñada de imaginación, sale al encuentro de los lectores.

   La autora articula esta su opera prima en solitario, setenta relatos y/o microrrelatos de recompensa inmediata, en nueve secciones, que bajo distintos rótulos y con dispares disfraces, giran todos ellos en torno a la vida y sus mil caminos, huellas, vicios, pecados capitales, inverosímiles milagros, cefalópodos predilectos y su llanto invertebrado, dolores y desalmadas afrentas, deseos y silencios que preceden a la desgracia, los escalofríos que duran tres infiernos, las aleatorias fatalidades existenciales, sus fugaces o permanentes paranoias y mil avatares más con sus cotidianidades, contradicciones  o fulgores, convertidos en materia diegética. Y finalmente, ese final del río de la existencia: la muerte y la premuerte. La muerte amada y la muerte envidiosa de los grandes amantes. Sí, esa muerte sometida también ella a la rueda del tiempo (“bucle del tiempo”, escribe la autora) que le hace generar vida.

   Con humor y fina ironía muchas veces, o con disimulada o indisimulada rabia otras, la escritora teje estos cuentos entrelazando el relato hiperbreve con otros de mayor densidad y amplitud. Todos ellos, sin embargo, de premio inmediato. La condensación o la frase genial que nos sorprende no son frutos de ese albur, de ese momento de talento que puede tener incluso un mal escritor.

   En una valoración de conjunto de esta narrativa breve de María del Pilar Álvares Novalvos, yo diría que la autora nos acerca a la vida, a su rica y proteica variedad, interpretadas desde la mirada irónica, a veces risueña y compasiva y gobernada en su plasmación escrita por las exigentes leyes de la ficción breve: argumentos definidos o implícitos que el lector completará sin dificultad; relatos muy narrativos, incluso aquellos en los que la condensación es máxima. Prosas preñadas pues de carga diegética, de mundos ficticios o reales que constituyen la historia narrada. En su mayoría se yerguen sobre estructuras proteicas y participan, por consiguiente, de una gama de géneros o subgéneros (la poesía, el cuento tradicional, la fábula, materiales seguramente biográficos…). Aquellos, en los que la concentración es máxima, son bellos como teoremas, sorprendentes, mortíferos, con finales fulminantes y una última frase cortada como un diamante, exacta, helada. La elisión en estado puro.

   La hechura lingüística, en aquellos en los que no  condensan su estructura narrativa, nos revela una prosa grácil, tendente con frecuencia al barroquismo. Prosa torrencial que se recrea en la búsqueda de la palabra exacta o en sutiles matizaciones. Prosas densas que se suturan  a veces con otro tipo de escrituras más sensuales, lúbricas, capaces de seducirnos y que, sin embargo, no disfrazan el momento epifánico de la historia. En conclusión, una gran hondura y calidad de texto para un afortunado debut.



Francisco Martínez Bouzas







María del Pilar Álvarez Novalvos



Fragmentos



Cambio de imagen



“-Por favor, sea breve -dijo-, y corte lo máximo posible.

-No se preocupe -respondió el peluquero.

El cliente cerró los ojos.

Cuando los abrió, su imagen ya no estaba en el espejo.”



…..



Lluvia



“Llueve. Las gotas recorren el callejón como lanzas y se vuelven torrente, olas sin espuma y sin vaivén. Desde la oscuridad, una farola rota vigila los pasos de los que llegan huyendo de la luz. No hay más testigos que la piedra y el viento, que aúlla sin cesar. El agua lame los peldaños y murmura palabras como gritos débiles de mujer.

A contraluz, dos siluetas son engullidas por aquel pozo. La de menor estatura llora confusa porque aquella tarde parecía como todas. La sombra más alta no habla, la empuja hasta el fondo y la sujeta contra el poste. Ella pregunta porqué me has traído hasta aquí, teníamos que ir directamente a casa…De un tirón, el gigante le arranca la mochila y arroja el paraguas a aquel mar que no refleja. Qué vas a hacer, dice al sentir que una mano le levanta la falda mientras la otra se desbrocha el cinturón. Déjame y te prometo que no diré nada…, intenta de nuevo. Pero una lengua le oprime los labios y dos manos amasan sus pechos. Golpea y golpea contra el muro de carne. Unos pantalones se desploman y ella reprime un grito cuando algo caliente la rasga…Se olvida de dónde está. De quién es. De quién es él.

Ha dejado de llover. La noche es más oscura.

Recoge el paraguas, la mochila, el dolor y deja allí su memoria, bajo la farola rota. Y se prohíbe para siempre recordar  que antes de que se marchara preguntó a aquella sombra y cuando llegue a casa qué voy a decirle a mamá.”



…..



Regalo





“-¿Ya has terminado?

-Sí. Debo acabar este libro para el lunes, tengo examen.

-No has limpiado el mueble del comedor; todavía hay polvo.

-Javi puede terminarlo. Tiene dos manos.

-¡Venga, mujer!, que él hoy ha jugado partido y está cansado…

-¿Sabes que voy a pediros para mi cumpleaños?

-¿…?

- Un pene.”



…..



Lógica negra





“-Merezco clemencia… -se defendió el Diablo.

Dios soltó una carcajada:

-¿Por qué?

-Porque tu Luz no existiría sin mis Tinieblas”



(María del Pilar Álvarez Novalvos, La Muerte Es Otra Cosa, páginas 27, 29-30, 69, 88)

1 comentario:

  1. Muchísimas gracias por tus palabras, inmensamente generosas, por tu lectura tan atenta, por tu análisis profundo y minucioso.
    Es un gran honor que mi libro haya sido leído y reseñado por un lector tan avezado, tan exigente y tan respetuoso como tú.

    Un gran y cálido abrazo azul

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