miércoles, 9 de febrero de 2011

CRÓNICAS DE UNA VIDA ESPERPÉNTICA PERO REAL

Oralmente por la boca
Xosé Cid Cabido
Faktoria K de libros (Editorial  Kalandraka ), Vigo 2009, 154 páginas.

   Lo primero que el lector no avezado con la narrativa de Cid Cabido debe saber, es que esta antología que edita Faktoria K de libros no es el calco español de la obra original gallega que, con el título de Oralmente pola boca, publicó Edicións Xerais en el año 1997. Solamente tres de los relatos de aquel título (“Bingo clandestino”, Caja fuerte” y “Pataghorobí”) aparecen recogidos en esta selección. El resto vieron su primera luz en otras dos colecciones  de relatos breves del escritor limiao: Días contados  ( 1991 ) y Fálame sempre ( 2003 ).
   Pero en mi opinión, el lector no pierde nada, excepto quizás una muestra perfecta de canibalización de textos ajenos  que encierra el relato “ Agardando a Monroi” de la versión original gallega de Oralmente pola boca. Y gana la heterogeneidad de relatos escritos en distintas épocas, pero gravados con la misma marca, señal de la casa de un narrador atípico que sólo de vez en cuando nos regala propuestas narrativas que ningún lector devoto de la inteligencia debería perder. La afirmación es aplicable a todos los relatos de esta antología que Cid Cabido nos ofrece dentro de dos grandes coordenadas: el evidencialismo y el fragmentarismo.
Cid Cabido
   El evidencialismo no es sólo una palabra que patentizó Cid Cabido en los años noventa, sino, sobre todo, una forma de escribir que no se resume en un conjunto de evidencias u obviedades, sino que consiste fundamentalmente en ciertas técnicas de reforzamiento del significado con el propósito de obtener un desmascaramiento  social. Prueba del fragmentarismo es esa escritura  que parece quebrada, partida, con la que el escritor le hace un verdadero regate  al lector, exigiéndole que se involucre en textos que no hacen más que reflejar la fragmentariedad de la existencia.
   En los quince relatos de Oralmente por la boca Cid Cabido nos ofrece un muestrario de personajes dispares, pero al mismo tiempo muy cotidianos. Con los juegos de ensayos y simulaciones como la vida misma de “Bingo clandestino”; el barullo personal erótico – afectivo con dos cajeras de un banco, encerrados en la caja fuerte, ejecutando hazañas clandestinas, mientras en los pisos superiores sigue la rutina de todos los días; con la certeza, nunca confesada, de que en los escaparates de las mejores mueblerías siempre hay algo o alguien que nos vigila; con una incursión en la marginalidad, el universo de los habitantes de la basura que encuentran en ella variadas gamas de autoservicio, a la vez que se gobiernan por una peculiar lógica relacional. Y una recomendación: que el lector no pase por alto el relato titulado “Flaubert y la hormiga”, uno de los más narrativos de esta antología, que nos asoma a los abismos de la incomunicación y de la violencia.
   En resumen, relatos de hechura y naturaleza muy diversa que permiten lecturas variadas. Laberínticos, imprevisibles, cimentados muchos de ellos en juegos de engaños y de situaciones. Relatos kafkianos en buena medida, pero que se convierten en crónicas verídicas de la misma vida; con buenas dosis de elementos esperpénticos y una perfecta sutura del humor, del sarcasmo y una vigorosa oralidad. Un registro coloquial alejado de cualquier refinamiento lírico, el uso de elementos paródicos e incluso incoherencias co los que el escritor subraya determinadas parcelas de la realidad. Con todo ello escribe Cid Cabido la crónica de una vida que tiene mucho de esperpento pero que es real.

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