jueves, 20 de enero de 2011

ROBERTO BOLAÑO, UN TERRITORIO SIN FRONTERAS*

Roberto Bolaño ( Foto: EFE )
   Falleció en el año 2003, pero antes de su muerte ya se hablaba del "territorio Roberto Bolaño", el escritor latinoamericano de mayor proyección de su generación. Pero todo nos hace pensar que ese "territorio Bolaño" no tiene límites. A los pocos meses del fallecimiento de esta figura ya convertida en canónica - ironías del destino: él siempre rechazó los elogios - su editora de siempre, Anagrama, ponía en la calle su primera novela póstuma, El gaucho insufrible. Y poco tiempo después, una novela inacabada pero magistral, 2666. Luego vendrían otros tres libros y ahora, con el copyright de enero de 2011, Los sinsabores de él verdadero policía. Semeja pues que es infinito el territorio de este "hombre obra" que luchó contrarreloj, consciente de que se agotaba su tiempo y de que su cuerpo no sería capaz de acompañarlo hasta donde quería llegar su mente creativa.
   Sigue pues ganando batallas después de muerto este escritor, "un desesperado escribiendo para desesperados", porque Bolaño semeja un dios creador y en su mente cristaliza lo que ya dijo Borges: los demiurgos y los dioses optarán por el infinito, infinitas historias infinitamente ramificadas. Una de esas ramas o rizomas en las que el uno deviene dos ( DeleuzeGuattari ), es Los sinsabores de él verdadero policía. Escrita en los años ochenta, su centro oculto es sin duda la meganovela 2666. El mismo telón de fondo, Santa Teresa, en el desierto de Sonora, claro trasunto literario de Ciudad Juárez, sede maldita de miles de asesinatos cometidos en los últimos años. Y varios personajes, en especial Amalfitano, aquel académico chileno que da con el Testamento geométrico de nuestro Rafael Dieste, que acabará colgado en un tendedero como un "ready made". También su hija Rosa y Arcimboldi, mago escritor francés, autor de libros inventados. Otros personajes secundarios y el protagonista principal, todos ellos recorriendo las geografías de las que se apropia la narrativa de nuestros días: los terrenos de la violencia, de los desencuentros, de la extrañeza, de la extravagancia y de la sublime degradación como señala el prologuista. En la novela, una catarata de historias ancladas en la ambigüedad, hilarante en no pocas ocasiones. Humor en medio de la pasmosa desolación y en la violencia, enfermedad física y moral de nuestro tiempo. Es ésta una novela inacabada, mas no incompleta porque está desarrollada siguiendo la estela de la que es hoy la literatura más vanguardista: "escrita visionaria, onírica, delirante, fragmentaria y hasta provisional". Todo eso demanda  un buen lector, ese policía del que habla Bolaño que tiene que ordenar esta novela endiablada.

* Este texto fue publicado en el periódico El Correo Gallego el día 20 de enero de 2011. Para ver el original en gallego, pinchar aquí

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